Aldea del Cerezo

La fisonomía de la Aldea de “El Cerezo” respeta la tradición de la arquitectura popular de las casas de piedras vistas y adinteladas de granito, uso de la madera y la forja en ventanas y puertas, con las cubiertas de teja árabe.

El Cerezo es una pequeña aldea que, en su origen, acoge a los pastores que la trashumancia dispersa por toda la franja Suroeste de la Península. Es también refugio del pastoreo inerte de la zona y hogar de algunas familias allí asentadas. La existencia de agua, no muy abundante pero si suficiente, si tenemos en cuenta la sequedad de esta Sierra, explica la aparición de pequeñas huertas en los alrededores, aunque también dichas familias dedican su actividad a la cría del cerdo ibérico y la semi-explotación de las innumerables encinas existentes en la zona.

Nos encontramos ante una serie de pequeñas agrupaciones de viviendas, establos y corrales dispersas en una superficie algo accidentada, con un suelo muy permeable y virgen que se extiende entre diversas formaciones graníticas usuales en esta sierra.

Las construcciones son las usuales de la arquitectura popular con muros de granito, cubiertas de teja árabe y pequeños huecos para ventanas y accesos.

La estructura urbana de esta aldea de sierra es lineal, con edificaciones situadas a ambos lados de una calle y algún núcleo fuera de este esquema. Las alturas de estas edificaciones son de una sola planta, a excepción de un edificio de dos.

El lugar más preponderante de la aldea lo constituye la escuela, que ha sido restaurada y recuperada como restaurante rural, enclavado en una zona privilegiada dentro de la estructura urbana de la aldea.